Proyecto de Escritura 2014: Textos Conversacionales

noviembre 11, 2014 Equipo de Cátedra 0 Comments


ENTREVISTA A DANIEL CASSANY
Escritor español, también ejerce como profesor e investigador universitario, es Licenciado en filología catalana y doctor en filosofía y letras especializado en didáctica de la lengua. Es profesor titular en la Universidad Pompeu Fabra (Barcelona), tiene a su cargo la cátedra de Análisis del discurso. Su campo de investigación es el discurso escrito, su aprendizaje y enseñanza. Con base en estos estudios ha publicado una docena libros y más de 100 artículos de investigación en boletines y congresos científicos, centrados sobre todo en la enseñanza de la lengua y el análisis lingüístico entre otros. En el marco de las jornadas de investigación de la UNPSJB, tuvimos la oportunidad de entrevistarlo con el fin de conocer sus propuestas sobre cómo trabajar la escritura en las aulas.


“La función del docente  va más allá de asesorar en la tarea,
debe empezar a escribir con los alumnos y ofrecerles “modelos expertos”

¿Cuál considera usted que es la mejor manera de enseñar a escribir?
A través de la interacción, pues constituye el principal medio en el desarrollo de los procesos cognitivos que intervienen en la escritura. El uso escrito se constituye como una extensión de los contextos y situaciones en las que se utiliza el lenguaje oral. La oralidad es un medio de elaboración y transmisión de las formas culturales de una comunidad y es la base comunicativa previa desde la que el alumno desarrolla lo escrito. El diálogo es el instrumento más eficaz para regular los procesos de composición. Cuando un alumno habla de lo que está escribiendo, verbaliza su pensamiento y permite que otras personas lo ayuden, es lo que llamo ejercicio de composición cooperativa, el cual permite verbalizar los problemas de la escritura y resolverlos en forma conjunta.
¿En qué consiste el ejercicio de composición cooperativa que acabas de nombrar?
Se trata de la cooperación entre iguales, es decir, dos o más alumnos trabajan en forma conjunta en una determinada actividad de escritura para mejorar sus textos, verbalizar sus procesos y comparar puntos de vista. La revisión entre pares no solo mejora la calidad de los escritos sino que desarrolla sus procesos de escritura y comprensión de la comunicación escrita. Los alumnos pueden intercambiar sus escritos y observar el proceso completo de comunicación escrita, las reacciones que el escrito provoca, las dificultades y aciertos que tiene. Reitero que la interacción es un medio fundamental en el aprendizaje. Cuando los alumnos tienen la oportunidad de relacionarse, aprenden del otro, pueden auto regularse y ayudarse entre sí.
¿Cuáles son tus sugerencias para trabajar el proceso de escritura en el aula?
Como ya he dicho la escritura cooperativa es una buena opción. Otra forma de trabajar la escritura es mediante la realización de borradores previos a un trabajo final. Los borradores son instrumentos didácticos muy importantes ya que permiten analizar los procesos que despliega el alumno, más allá del producto final. Por otro lado son materiales de apoyo para las tareas de revisión, el docente debe acompañar al alumno en este proceso de composición de borradores, con el fin de ayudarlo en su corrección. La revisión constante ayuda al alumno a auto regularse y autocorregirse. Ninguna persona puede realizar un escrito de una sola vez, se necesita revisarlo y corregirlo tantas veces como se necesario. El trabajo con borradores permite que el alumno realice la actividad de revisión sobre su propio escrito, y en ocasiones sobre los escritos de sus compañeros. La revisión colectiva favorece considerablemente el aprendizaje individual.
¿Cómo debe ser la tarea del docente en este proceso de enseñanza?
Durante la composición cooperativa, la función del docente  va más allá de asesorar en la tarea, debe empezar a escribir con los alumnos y ofrecerles “modelos expertos” de expresiones escritas. El objetivo es desarrollar la actividad escritora del alumno, la corrección y valoración apunta a incrementar sus conocimientos y habilidades. El docente puede exponer durante una clase aspectos relacionados con la revisión de escritos, por ejemplo verbalizando el escrito de un alumno, tanto él como el grupo de clase participan del comentario o se comenta cooperativamente un escrito que el docente realiza en el pizarrón. El profesor debe reaccionar como un lector real expresando lo que le gusta y lo que no entiende, y no debe alienar o avergonzar al aprendiz con comentarios negativos.
Por otro lado es importante diseñar tareas significativas que despierten el interés de los aprendices, luego ver si la comprendieron, así como también determinar las técnicas que utilizaron para escribir, ayudarlos a explorar el tema sobre el que escriben, aportar material y ayudarles a organizarlo. El docente debe recordar que es un modelo para los alumnos, debe poner en práctica y ejemplificar los consejos o técnicas que explique.
Además de realizar trabajos de revisión y corrección colectiva con los alumnos ¿Cómo puede el docente evaluar la escritura?


La evaluación debe integrarse en las tareas de todos los días. No es un ejercicio separado, sino que forma parte de las distintas actividades e intercambios entre los alumnos. Los métodos usados para evaluar modelan lo que los aprendices creen que es escribir. Por ello las prácticas evaluadoras deben ser parecidas a las tareas habituales de composición realizadas en clase e integrarse en ellas de modo natural a lo largo de las secuencias didácticas. También es necesario tener en cuenta que no existen exámenes universales que puedan ser utilizados por todos los estudiantes en todos los contextos.  Los exámenes individuales y con tiempo limitado restringen el uso de recursos. Se necesita mucho más tiempo que la duración de una prueba para producir un escrito. Por otro lado, es sumamente importante basarse en varias producciones del aprendiz, tener en cuenta los borradores por ejemplo,  nunca un único escrito puede servir como objeto de evaluación de la capacidad general de composición de una persona, el conocimiento de un tema o género, por ejemplo, puede variar la calidad de un escrito, por ello es necesario tener varias producciones de un alumno para poder evaluarlo.

Anabella Llamazares
Noviembre/2014

            
ENTREVISTA A DANIEL CASSANY:

Daniel Cassany (Vich, Barcelona, 3 de diciembre de 1961) es un escritor, profesor e investigador universitario español. Licenciado en filología catalana y doctor en filosofía y letras (especialidad didáctica de la lengua). Algunos libros que escribió: Describir el escribir. Cómo se aprende a escribir (1988). Reparar la escritura. Didáctica de la corrección de lo escrito (1993). Entre otros.
El pasado viernes nos fue concedida una entrevista por el señor Daniel Cassany, escritor reconocido mundialmente.


¿Qué pasaría si un día afrontáramos esta sensación de inutilidad que nos invade y propusiéramos cambiar las cosas: hablar en vez de corregir, hablar con los alumnos y preparar ejercicios…? ¿Se lo ha imaginado?
Sí, no solo tendríamos que explicarlo muy bien a los alumnos, sino que muy probablemente tendríamos que convencer a padres y colegas de que obramos con buena intención y que no estamos descuidando nuestro trabajo. ¡Tan arraigadas están estas actitudes en nuestro sentido común o en nuestra organización escolar! ¡Y tan difíciles resultan de cambiar!
El acto de escribir es uno de los focos de investigación en psicolingüística y didáctica de la lengua desde mediados de los años setenta. ¿Podría referirnos cuáles son las acciones que lleva a cabo un escritor? ¿Y si corregir entra en  ellas?
Primero que el escritor no redacta los textos a chorros, sino que los construye con trabajo y oficio: reflexiona sobre la situación de comunicación, apunta ideas, hace esquemas, redacta borradores, repasa pruebas. Mientras realiza operaciones, relee, corrige y reformula repetidamente lo que está escribiendo.  O sea, que corregir o revisar forma parte del proceso de redacción, es un subproceso más entre otros, como buscar ideas, organizarlas o redactar.
Usted habla de escritores experimentados y aprendices.  Los autores expertos revisan más en cantidad y con más calidad. Revisar significa algo completamente distinto para los expertos y para los aprendices. ¿Cuáles son esas diferencias en la revisión?
Los autores experimentados  utilizan la revisión como un instrumento para mejorar globalmente el texto. Comparan reflexivamente los borradores reales con sus objetivos retóricos, identifican problemas, deciden una estrategia de corrección y actúan.  Son muy selectivos revisan el texto muchas veces concentrándose en aspectos distintos en cada ocasión, para rentabilizar al máximo su trabajo.
En cambio, para los aprendices  constituye una operación mucho más simple y mecánica de limpieza superficial de la prosa. Leen el texto palabra  a palabra y cuando detectan algún error lo corrigen inmediatamente: tachan, apuntan la solución nueva.
En conclusión ¿vale la pena corregir?
Pocos profesores se plantean esta pregunta, aunque sea fundamental y previa a cualquier otra. La mayoría corregimos espontáneamente, como emancipado del autor del texto, sin pensar en el por qué o el cómo.
La corrección puede -¡debe!- ser un instrumento eficaz para el aprendizaje si se sabe utilizar con inteligencia. Es preciso concebirla como una técnica didáctica más, variada, flexible, y no como una operación de control obligatoria al final de cada texto. Es una actividad que puede realizarse de maneras muy distintas (individual, en grupo, por parejas, con profesor, sin profesor, etc.), que puede ser divertida e incluso entusiasmadora, que puede ser activa y motivante, que puede implicar al alumno y, en definitiva, responsabilizarle de su propio  aprendizaje. Creo que buena parte del éxito se halla en conocer técnicas variadas de corrección y en saber utilizarlas en el momento preciso con las personas adecuadas.
Muchas gracias por su tiempo y disponibilidad a enseñarnos un poco de sus experiencias.
A ustedes.

En síntesis, al determinar qué objetivos didácticos tiene la corrección es el primer paso para construir una práctica eficaz. Si sabemos dónde queremos llegar es mucho más fácil decidir qué haremos (qué corregiremos), cómo (procedimiento),  cuándo y con qué (técnicas, actividades…). Sin saber nuestro destino, es mucho más difícil escoger un camino.

Marcela Pérez
Noviembre/ 2014


Entrevista a Sara Melgar

La presente entrevista se llevo a cabo en la ciudad de Trelew a Sara Melgar quien  visito las instalaciones de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco a efectos de brindar a los alumnos de los profesorados en Ciencias Biológicas, Historia, Matemática y Letras un seminario titulado “La enseñanza de la escritura en la etapa escolar”.

Usted habla sobre alfabetización avanzada con respecto a la escritura, ¿a qué se refiere?
En principio cabe aclarar que  pasamos de la lectura a la escritura de tal forma que ese pasaje no admite simultaneidad, es decir, no hay proyecto de escritura sin proyecto de lectura en la alfabetización avanzada. La escritura en sí, se nutre de la lectura y es por eso que aquellos que escriben puedan pensarse como escritores capaces de comunicar por escrito, porque pueden imaginar un destinatario posible y pueden crear una relación con él aun estando en un tiempo distinto pero presente en el acto de escribir.
Entonces ¿se puede decir que comunicar por escrito implica tener una actitud especial para escribir?
Totalmente, querer comunicar a través de lo escrito hace tomar conciencia al escritor de las modalidades específicas de la recepción, y con ‘tomar conciencia’ me refiero a que ese escritor tiene que conciliar las características de su mensaje con las precauciones necesarias para asegurarse la comprensión y el sentido que pretenda otorgar al escrito, pudiendo desarrollar la abstracción y la reflexión crítica.
¿Abstraer y reflexionar críticamente implica una actividad intelectual sí o sí?
Así es, abstraer y reflexionar de forma critica hacen que la escritura se transforme en una herramienta intelectual y es más, adquiere un valor epistémico, con esto quiero decir que, el acto de escribir hace que el escritor ahonde, clarifique y llegue a transformar su conocimiento acerca del tema sobre el que escribe.
Usted habla acerca de dos tipos de escritores, ¿qué puede decir acerca de ellos?
Bueno, se tiene por un lado al escritor maduro, aunque a mí me gusta llamarlo ‘escritor experto’ y por otro lado está el ‘escritor inexperto’. Por oposición, voy a definir a los dos tipos de escritores… El escritor inexperto es aquél que siempre escribió por obligación, en otras palabras, nunca se propuso la escritura como un desafío personal, y por lo tanto es una tarea que pretende terminar lo antes posible. A diferencia del escritor experto, el escritor inexperto se caracteriza por no tener en cuenta al destinatario, ni el género en el cual está trabajando, no reformula sus textos y le cuesta trabajar con borradores, repite conocimientos y por lo tanto sus producciones no le sirven para profundizar ideas, con la particularidad de que en general son pocos claros ante la vista del resto y aun ante la vista de ellos mismos. Aclaro, el escritor experto es un sujeto muy atento con su trabajo y para este, escribir sí se convierte en una actividad intelectual…
La escritura es un acto con el que se está en contacto de manera formal en la escuela, ¿de qué forma tiene que ser esa práctica por parte del docente para que motive al alumno que empieza a escribir?
Primero y principal la práctica dada por el docente debe caracterizarse por ser sostenida y permanente, y esto incluye desde el inicio -como mencione al principio- la lectura, es decir, los alumnos deben estar en contacto con distintos tipos de textos, pero en particular con los textos expositivos y explicativos, que si bien son los que más dificultad presentan para ellos al momento de trabajarlos, son los que les brindarán los modelos de textos que circulan en ámbitos o situaciones comunicativas formales. Sin embargo, no basta con leer solamente…
¿Qué más hace falta?
Pues, fundamentalmente hace falta ‘aprender a leer’ para poder escribir.
¿Qué significa aprender a leer?
 ‘Aprender a leer’ es informarse, para guardar datos en la memoria y recuperarlos cuando se los necesite, esto es lo que hace el escritor experto. En cambio el escritor inexperto tiene que aprender a buscar información y a almacenarla en la memoria o en cualquier tipo de soporte.
Retomando la noción de ‘escritor experto’, ¿quién sería este sujeto que serviría como modelo para los escritores inexpertos?
Si se toma como escenario el aula para ubicar y diferenciar a estos escritores, puedo decir que el modelo de escritor experto que tienen los chicos en la escuela es con quién conviven día a día, o sea, el docente.
Entonces al ser el docente el modelo de escritor experto que está en contacto con los alumnos, ¿está en la obligación de actuar como ejemplo a través de su enseñanza?
¡Por supuesto! Es muy importante que su experiencia se vea reflejada en su propia práctica docente y eso se hará realidad una vez que defina las estrategias de intervención adecuadas para dar respuesta a las inquietudes que revelan los alumnos al momento de revisar sus producciones.
¿Usted cree que sólo así los alumnos podrán crecer como escritores?
No, es solo una pequeña parte de todo el proceso. Es interesante que el docente también pueda plantear durante la clase un trabajo colectivo, es decir, que entre los mismos alumnos efectúen las revisiones con el fin de desarrollar la abstracción y la reflexión crítica para que logren tomar distancia del texto y puedan convertirse en lectores objetivos, lo cual fortalecería los procedimientos de análisis.  
Cuando habla de pre-texto ¿a qué se refiere?
Bien…‘Pre-texto’, es un texto que va a estar producido siguiendo las pautas establecidas por el docente en el cual no va a interesar si la producción se atiene al género escriturario pedido implícitamente. Trabajar con un pre-texto le ofrecerá al docente una mirada estimativa acerca de cómo deberá proponer su metodología de trabajo al enseñar los tipos textuales según los géneros. Esto le permitirá dar cuenta cuál es la situación real en la que va a trabajar los textos para poder proyectar propósitos y objetivos en relación a lo que se espera del texto que deben producir los alumnos…
Por último, se sabe que no solo en el área de Lengua y Literatura se trabaja con escritura y lectura, sin embargo las dificultades que se presentan en torno a estos actos siempre se lo recrimina al docente de Lengua cuando en realidad tendría que ser una tarea conjunta entre todas las áreas o materias, ¿hay una posible solución a este problema o hay que construirla?
¡Pero claro, la solución ya esta!... Solo que se necesita un trabajo colectivo en términos institucionales y me refiero al proyecto institucional… Es importante que se compartan responsabilidades de escritura por medio de ese proyecto… Cada área debe planificar los textos escritos que harán producir a los alumnos, y allí cada uno supervisará por ejemplo: la adecuación del escrito al modelo seleccionado, la pertinencia disciplinar, la estructuración de párrafos, la corrección ortográfica, la presentación y la prolijidad. Y en este trabajo compartido nuestra área disciplinar que es común a todas las demás se encargara de dar las bases: enseñara los formatos, tipos de textos y géneros discusivos, los principios de coherencia y cohesión, adecuación y corrección textual, los tipos de párrafos, los procedimientos generales de escritura, y el conocimiento ortográfico.
Bueno, muchísimas gracias por su tiempo, fue un gusto conversar con usted.
No, de nada, gracias a usted por interesarse en el tema y querer difundir.

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Bibliografía.
Melgar, Sara. Aprender a pensar las bases para la alfabetización avanzada. Cap. VI. La escritura: ¿Proyecto personal o castigo? Papers Editores. 2005.

Andrea López
Noviembre/ 2014

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